La escoliosis idiopática es una deformidad de la columna de la que ya hemos hablado en este blog en ocasiones anteriores. Si bien es una dolencia que se suele desarrollar con más intensidad al inicio de la adolescencia, la escoliosis tiene unos síntomas que pueden apreciarse ya desde una edad temprana. Por eso, en este artículo pondremos la lupa sobre la escoliosis en niños al tiempo que repasamos algunos de los aspectos más relevantes de lo que ya hemos hablado. Recordamos que la escoliosis se manifiesta mediante una curvatura lateral de la columna vertebral, que proporciona a esta forma de “C” o de “S”. Aunque se cree que responde a causas genéticas, también pueden adquirirse problemas en la columna derivados de la llamada actitud escoliótica. Por eso es muy importante revisar las posturas de los niños a la hora de sentarse, procurando que mantengan recta su espalda, o que no carguen mucho peso en su mochila o la lleven colgada de un solo hombro. En la mayoría de los casos, la desviación se produce en el tórax o en la parte inferior de la espalda.
Cómo detectar la escoliosis en niños
Alrededor del 2% de la población padece o padecerá escoliosis en algún momento de su vida, por lo que la prevención mediante la revisión periódica del estado de la columna es importante. En los niños su detección puede resultar complicada debido a que no les produce dolor. Sin embargo, sí es apreciable visualmente. ¿Cómo? Observando su espalda. Las anomalías que más frecuentemente señalan que un niño padece escoliosis son aquellas que tienen que ver con una disposición asimétrica de su espalda. Por eso hay que fijarse en el estado de los hombros, los omóplatos o las caderas. Si detectamos rasgos como estos, probablemente se trate de un caso de escoliosis idiopática, aunque será finalmente un especialista quien determine el tipo de dolencia.
¿Qué tratamiento es el adecuado?
En caso de ser un problema genético y que el niño sufra de escoliosis desde muy pequeño, hay ciertas actividades y corsés que pueden ayudar a que la curvatura de la columna no siga aumentando. Es importante contar con la ayuda de un especialista que sea quien guíe la rutina adoptada por el niño y mantener una constancia que evite que la columna continúe deformándose. Además de ejercicios especiales, la realización de deportes simétricos como la natación, el fútbol, el atletismo o el baloncesto puede ayudar a mantener a raya los síntomas derivados de la escoliosis.
También es habitual la receta del uso de un corsé ortopédico como medida para que la desviación de la columna no aumente, ya que su efectividad se ha demostrado muy alta en los pacientes. Los hay de uso permanente y otros que son utilizados unas horas al día. El especialista dictaminará qué opción es mejor en cada caso.
Normalmente, el niño puede sobrellevar con tratamiento la dolencia hasta su edad adulta. Solo en los casos más extremos es preciso operar, pues la dolencia puede afectar gravemente al funcionamiento normal de órganos como los pulmones o el corazón.
El niño no tiene escoliosis. ¿Podemos prevenirla?
Si en sus primeros años no han aparecido síntomas, seguramente sea porque el niño lo la padecerá de forma prematura, pero no lo excluye de padecerla en algún momento de su vida. No existe tratamiento para prevenir la escoliosis idiopática, pues se cree que responde a motivos genéticos. Por eso, lo mejor es realizar revisiones periódicas para actuar cuanto antes si se detecta algún síntoma.
Lo que sí podemos es evitar actitudes escolióticas que deriven en futuros problemas en la columna del niño. Para ello es muy importante vigilar sus posturas, pero también que siga una alimentación equilibrada y que realice deportes simétricos.
¿Quieres saber más? En GELCI el tratamiento de la escoliosis es una de nuestras especialidades. En este otro artículo os contamos más sobre la escoliosis y cómo tratarla. También puedes visitar este otro en el que nos centramos en su tratamiento mediante el llamado método Schroth.